El miedo adolescente

El miedo es un sentimiento normal y necesario en el desarrollo evolutivo. Sirve para sobrevivir. Gracias a él nos retiramos cuando existe una amenaza, nos advierte de la presencia de un peligro y permite evaluar la capacidad que uno tiene para afrontarlo y poder protegerse ante posibles riesgos. 

Es una emoción universal presente en todas las culturas, suele aparecer desde los 6 meses de vida y a partir de ahí va evolucionando. Se convierte en un problema cuando es disfuncional. 

La adolescencia es considerada una etapa de transición desde el estatus infantil al estatus de adulto. Nuestros adolescentes muestran distintos miedos: 

  • Preadolescencia (11 a 13 años): Se incrementa de manera significativa el temor a la crítica y al fracaso. Se mantienen e incrementan los miedos sociales y escolares y se inician miedos sobre temas económicos y políticos. Al aparecer cambios evolutivos en la propia imagen, pueden nacer miedos relacionados con la autoestima y el autoconcepto. 
  • Adolescencia (13 a 18 años): Empiezan a desarrollarse miedos que son también característicos de la adultez.  Temas relacionados con la sexualidad, el autoconcepto, el rendimiento personal, y aspectos sociales, académicos, políticos y económicos.

Miedo a NO ser aceptado

La adolescencia se caracteriza por ser una etapa en la que el joven busca respuestas que le ayuden a descubrirse así mismo. Es decir, está en la búsqueda de una identidad que le diferencie de sus padres y le ayude a interactuar con sus iguales.

El adolescente experimenta una preocupación excesiva por ser incluido en este tipo de grupos formados por individuos de su edad. No obstante, si no lo logra, esto provocará temor y miedo. Algo muy común en este periodo.

Miedo al amor/desamor

En esta etapa suele aparecer el amor. Una mezcla de emociones difíciles de definir y más cuando en este periodo los jóvenes experimentan grandes desequilibrios emocionales.

Si a esto le sumamos la continua búsqueda de identidad, la inseguridad y la inexperiencia características de esta etapa, encontramos que los jóvenes son muy vulnerables a esta emoción compleja y, por tanto, estamos ante uno de los miedos más comunes de este periodo del desarrollo.

Miedo a la incertidumbre de lo que está por venir

Los adolescentes viven inmersos en expectativas irreales, gran parte de lo que piensan no es cierto y eso les genera miedo e inseguridad. El miedo a lo que vendrá́ en el futuro y si serán capaces de afrontarlo cumpliendo las expectativas, a veces les paraliza.

El miedo excesivo e irracional puede perjudicar nuestra salud mental. Os dejamos unas recomendaciones para construir una buena salud mental

  • Gozar de buenas relaciones sociales. Tener una buena relación de apoyo social (familia, red social, colegio, amistades). El aislamiento y la falta de apoyo por parte propia pueden resultar muy negativos en esta etapa de la vida. Es muy importante que en esa etapa sientan la integración y pertenencia a un grupo con el que se identifiquen. Es importante ser empáticos con ellos, que vean que pueden confiar en nosotros.
  • Poseer habilidades para afrontar el estrés. Tienden a tener una baja tolerancia a la frustración; por este motivo, hay que dotar de herramientas que les ayuden a controlar sus emociones y su impulsividad, sobre todo en las situaciones que no les son agradables.
  • Disponer de apoyo por parte de personas adultas, docentes y padres son fundamentales. Se debe tener en cuenta que están forjando su propia identidad y se debe proporcionar espacios en los que puedan expresarse. Es importante que los adolescentes se rodeen de buenos referentes. Igualmente tiene importancia la pérdida de autoridad por parte de la familia, que favorece los problemas de conducta. Ante los problemas muestra una actitud positiva, tranquila y segura. Utilizar un estilo asertivo en la comunicación. Intenta que sus emociones negativas no choquen con las tuyas, recuerda nosotros somos los adultos.
  • Valorar sus acciones positivas, y así contribuir a reforzar su autoestima y auto-concepto.
  • Fomenta en ellos unos hábitos de vida saludables.
  • Ofrécele un espacio y actividades que ayuden a crecer personal, social, académica y profesionalmente.

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