Entrevistamos a nuestro profesor Antonio Ñeco, autor de la novela ‘El maestro de Casas Viejas’

Nuestro profesor Antonio Ñeco publicó hace unas semanas la novela ‘El maestro de Casas Viejas’, que él mismo define con estas palabras: “Esta obra, como la vida, es un viaje”. Para conocer cómo surgió este libro, le hemos entrevistado:

 

¿Por qué decide escribir este libro?

Siempre recordaré algo que contaba García Márquez sobre el proceso de creación de los personajes en Cien años de soledad y de cómo de pronto mientras estaba escribiendo,  alguno de esos personajes lo sorprendía, en virtud de esa facultad fabulosa que les otorga el papel impreso y entonces llamaba a voces a su mujer enfebrecido: “¡Mercedes, mira lo que dice el coronel Aureliano Buendía!” y soltaba una carcajada atronadora que resonaba en toda la casa.

A veces los personajes, abordan  al escritor, lo persiguen por la calle, se sientan junto a él a tomar café, o a ver El Sur en un cine de barrio, se les cuela en los bolsillos, lo empujan hasta el teclado del ordenador y le susurran historias al oído. A este tropel  recurrente y no pocas veces padecido por un sinfín de autores, Sabato lo señaló como los fantasmas del escritor. En mi caso, puedo atribuirles a ellos, sin temor a equivocarme el impulso inicial para sentarme a escribir esta novela.

 

¿Qué debe aportar el escenario para que la literatura nazca y pase del escritor al papel?

No creo que el escenario sea determinante en la literatura, si bien puede serlo para el carácter creativo del escritor, su lugar de procedencia. Lo que define una obra literaria no el dónde, sino el qué y sobre todo el cómo. Es la mirada personal del escritor la que aporta una determinada dimensión a una historia. Si a Beckett, Borges o a Vila-Matas le hubiésemos dado un mismo escenario y un tema  concreto para escribir una obra, cada uno de ellos hubiera hecho algo absolutamente distinto. 

 

¿Cuánto tiempo le ha llevado?

No es fácil cuantificar la temporalidad real en la escritura de una obra. A veces pasa uno más tiempo dándole vueltas a  la cabeza mientras está haciendo otras cosas que el que dedica realmente sentado al ordenador. Pero digamos que pasé aproximadamente dos años enfrascado en lo tocante a esta novela.



¿Cuál es el principal tema que esconde su obra? ¿Es un guiño al paso del tiempo?

Cuando llegas a cierta edad y te das cuenta de que en tu vida el pasado ocupa más espacio de lo que lo hará el porvenir, es inevitable tomar conciencia de la fugacidad de la existencia. El tiempo es como un cangrejo patas arriba que no para de moverse y hurga a veces en el olvido. Escarbar entre los pliegues de la memoria, en la personal y en la colectiva, es la manera de enfrentar el olvido, la forma que  tiene cada uno de saber quién es. 

La novela relata los acontecimientos acaecidos en la vida de cuatro generaciones de Astroza. Uno de ellos, Horacio Astroza desvela el tema principal de la obra en una carta que escribe a su nieto: “Hablan estas páginas de mujeres y hombres que anhelan, que aman, que sufren y se enfrentan a sus miedos, que conviven a diario con el dolor. Hablan del miedo a la soledad, de la ambición, de los celos, de la pasión, de la locura, de la incomunicación, del amor incondicional, del egoísmo, del fracaso, de la muerte. Hablan a fin de cuentas de la vida y la vida Nicolás es impredecible como el vuelo de la libélula.”

 

¿Qué quiere transmitir con ella?

En la novela hay multitud de personajes que entremezclan sus vidas  a lo largo de dos siglos. Hay capítulos de una crudeza innegable, como el de Casas Viejas, basado en hechos históricos, pero encontramos también otros donde la vida se abre camino manifiestamente.

En estos tiempos convulsos que nos está tocando vivir, quisiera creer que “El maestro de Casas Viejas” se postula como una obra  que destila esperanza en la condición humana.


¿Cómo evolucionan sus personajes a lo largo de la obra?

Esta obra, como la vida, es un viaje. En el caso de ciertos personajes, un viaje literal, en el de otros, un viaje interior. Los hay que se agarran a la vida con desesperación y quienes se abandonan a su suerte; los que saben cuál es su lugar en el mundo y quienes están perdidos y buscan  aferrarse a algo o a alguien que los ampare. Unos son fuertes, sobrevivientes y pisan con firmeza por donde caminan. Otros son frágiles o pusilánimes y la vida pasa por ellos sin arrebatarlos.

Sin embargo, hay una trayectoria común en la evolución de los personajes principales. Su línea de desarrollo se va transformando conforme avanza la historia en una suerte de travesía de Odiseo intentando regresar a Ítaca. Es éste un arduo camino hacia la redención.

 

En el libro destaca la educación como vía para mejorar la calidad de vida de las personas, ¿Leer de qué manera ayuda?

Más allá de razones puramente científicas como que leer  activa los procesos mentales e incrementa nuestra capacidad de comprensión y de solucionar problemas, leer ayuda sobre todo a comprender el mundo que nos rodea y a explorar otros muchos con la ayuda de la imaginación. Para un niño que empieza a leer, esto último sea quizás lo más importante. 

Leer abre las puertas al conocimiento y aunque es una actividad solitaria, propicia que el lector empatice con multitud de personajes, y se ponga en el lugar del otro. Es una actividad que favorece sin lugar a dudas el desarrollo de las habilidades sociales y que acompaña a lo largo de la vida. No puedo imaginar mi vida sin un libro como compañero de viaje.

 

¿Por qué recomendaría a los lectores que leyeran su obra? ¿Con qué sensación se van a quedar al acabarlo?

El maestro de Casas Viejas es una novela eminentemente sensitiva. El lector se va encontrando poco a poco atrapado en  una vorágine de olores, sabores, y texturas que recrean ambientes y situaciones que si bien tienen lugar en estas páginas, son extensibles a la vida de cualquiera. Quién no recuerda con nostalgia alguna comida de su infancia, o un olor en concreto y celebrado que persiste ya solo en nuestra memoria. 

Estas descripciones sensoriales recrean constantemente y a manera de bálsamo, la atmósfera en la que se mueven  unos personajes que están construidos desde las tripas y dotados de una humanidad que a veces resulta hiriente. 

Probablemente la mejor forma de explicar la impresión que le produce al lector el libro,  sea dejar aquí la opinión de uno de ellos en una reseña que escribió al terminar de leerlo:“Un relato vertebrado en el tiempo por retazos de la existencia de unos personajes que destilan humanidad y que luchan desesperadamente por encontrar su lugar en el mundo. Conmueven la fuerza, el empuje, la bravura de las mujeres que ocupan estas páginas y que sustentan con su reciedumbre las raíces de la narración. Una historia atravesada por el dolor y la crudeza inherente a la vida, pero también por el amor y la esperanza.”

 

¿Tiene pensado escribir algún libro más?

Estoy con otra novela entre manos, pero teniendo en cuenta que escribo en los ratos que me dejan libre el trabajo y los hijos, puede que esté lista para el 2050 por la tarde.

 

 ¿Qué clásicos nunca dejaría de recomendar y por qué?

Personalmente considero que lo importante es un primer acercamiento a los libros. Es muy recomendable que el gusto por la lectura se adquiera cuanto antes. Poco a poco los niños van a ir encontrando lo que realmente les interesa.  Es inherente a este hábito el que con el tiempo nos topemos con los clásicos. 

Mis primeras lecturas fueron comics,  Asterix, Tintín, Marvel, DC, luego descubrí a Salgari quien me llevó hasta Verne, Stevenson y a London. En la adolescencia me topé con Poe, Lovecraft y Conan Doyle quienes me abrieron la puerta a Melville, a Conrad a Kafka y éstos  me tenderían la mano hasta La Generación Perdida, cuyo pesimismo me arrojó en los brazos de los simbolistas franceses y del jazz, una música que me vinculó con el bueno de Cortázar y éste con los miembros del Boom Latinoamericano. Desde entonces, mis lecturas han ido hacia adelante y hacia atrás en el tiempo en una suerte de Babel literaria maravillosa sin respeto al horario ni a las costumbres.

 


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