Día Internacional del Síndrome de Asperger

Hoy, 18 de febrero, se celebra el Día Internacional del Síndrome de Asperger, una fecha instaurada en 2007 para visibilizar y reivindicar los derechos de las personas con síndrome de Asperger o, lo que es lo mismo, con trastorno del espectro del autismo (TEA) sin discapacidad intelectual asociada ni dificultades en aspectos formales del lenguaje.

Por segundo año consecutivo, la Confederación Autismo España, organización de ámbito estatal que representa a las personas con trastorno del autismo del autismo (TEA) y sus familias en España, pide a la sociedad que “haga espacio” a las personas con síndrome de Asperger, poniendo de manifiesto que el colectivo se esfuerza cada día por encajar en entornos inflexibles que no se adaptan a sus características y necesidades. En este sentido, este 2022 pone el foco en el derecho de las personas con síndrome de Asperger a aprender y a trabajar, es decir, a acceder a una educación de calidad que promueva su éxito académico y su desarrollo personal, pero que también facilite su acceso al mercado laboral.  

Y es que las personas con TEA conforman el colectivo de la discapacidad con la tasa más alta de desempleo (entre un 76 y un 90% según datos de Autismo Europa). Las dificultades comienzan desde la etapa escolar, porque el sistema educativo no se adapta a sus necesidadesespecíficas ni incorpora sus fortalezas. Después, a la hora de acceder a un empleo, las personas con síndrome de Asperger tienen que enfrentarse a dificultades como la falta de oportunidades, los prejuicios existentes en el tejido empresarial en relación al TEA y la falta de conocimiento y formación sobre las potencialidades laborales del colectivo o la escasez de formación prelaboral. 

Por todo ello, Autismo España señala que los programas de Formación Profesional, especialmente aquellos que se guían por modelos de Formación Dual, conforman una buena alternativa para garantizar el acceso al empleo de las personas con TEA, ya que les permiten obtener capacitación técnica y competencias prácticas para el desempeño de un trabajo.  

 

CONOCE A LAS PERSONAS CON SÍNDROME DE ASPERGER QUE PROTAGONIZAN NUESTRO SPOT DE CAMPAÑA:

 

 

Marina  tiene 21 años y recibió el diagnóstico a los 12. Entonces le explicaron qué era el síndrome de Asperger y pudo comprender por qué había ciertas cosas que no entendía de la misma manera que otros niños y niñas de su edad, como las reglas de los juegos que hacían en el colegio.

Como a muchas personas con síndrome de Asperger, a Marina le cuesta entender los dobles sentidos, las ironías, las metáforas y las frases hechas, y a veces puede actuar de manera inapropiada para el entorno en el que se encuentra.

Marina es muy curiosa y tiene muy buena memoria; es capaz de recordar con facilidad datos, fechas, etc. Le encanta escuchar música, bailar, hacer spinning y visitar museos. Es alumna de la Formación de Técnico Profesional en auxiliar de cultura y le encantaría trabajar como Auxiliar de Biblioteca.

José Luis tiene 21 años y recibió el diagnóstico con 11. Saber lo que le pasaba y poder empezar a trabajar en ello le cambió la vida, porque empezó a entender por qué era diferente.

Le cuesta entender los dobles sentidos, la ironía y el lenguaje corporal, aspectos que le dificultan en parte su relación con los demás.

José Luis es una persona perseverante, leal, con muchas ganas de aprender y que presta atención a los detalles. Apasionado de la Historia, le encantaría trabajar como guía en un museo. Además, le gustan el cine y el deporte, y quiere sacarse el carnet de conducir para ser independiente.

Macarena tiene 31 años y recibió el diagnóstico con 18. Al principio le costó aceptarlo, pero ahora se esfuerza por dar visibilidad a esta condición.

Y es que, durante el tiempo que estuvo en el paro, tuvo dificultades para encontrar un empleo no solo por ser una persona con discapacidad, sino también por ser mujer. Ya trabajando en una oficina, asegura que le subestimaron por su condición y que sus compañeros solo veían sus limitaciones y no el desempeño de su trabajo.

Macarena tiene buena memoria y le gusta arreglar cosas (como muebles antiguos), encuadernar e ir en bici. Además, le encanta el otaku (anime o manga), el arte, los viajes, la cultura, el diseño gráfico (tanto en fotografía y en ilustración como en vídeo) y los animales.

Miguel tiene 34 años y recibió el diagnóstico con 18. Saber que tenía síndrome de Asperger le cambió la vida para bien, porque pudo conocerse mejor y entrar en contacto con profesionales del ámbito del autismo.

Es una persona responsable, con capacidad de esfuerzo y superación; sabe escuchar, dar buenos consejos y demuestra una gran empatía con las personas con discapacidad, una de las principales razones que le llevaron a estudiar y graduarse en Psicología. Trabaja como psicólogo en la Fundación Ángel Rivière y le encanta bailar, leer y salir con amigos. Aspira a tener su propia vivienda, formar una familia y convertirse en un profesional de referencia en el ámbito del autismo.

La invisibilidad del diagnóstico, la falta de reconocimiento del autismo como discapacidad, los mitos que existen sobre el trastorno y la falta de referentes sociales son algunas de las dificultades con las que se encuentra Miguel en su día a día. 


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